Uno de los temas fundamentales de la agenda ambientalista a nivel mundial es la conservación de la capa de ozono. Se trata de una zona de la estratosfera con una importante concentración de ozono que funciona como filtro, pues absorbe la radiación ultravioleta casi en su totalidad. Su existencia es un factor esencial para el desarrollo de la vida en la Tierra. Los humanos y otras especies se benefician del ozono que los protege de enfermedades de la piel, de los ojos y de carácter inmunitario. El cáncer de piel, los melanomas, las cataratas son algunos ejemplos.

Fue descubierta en 1913 y desde entonces ha sido ampliamente estudiada y ha estado en la mira de la investigación científica a nivel mundial. Sin embargo, la situación actual de la capa de ozono parece traer buenas noticias.

El Protocolo de Montreal

La baja detectada en la concentración de ozono en diferentes zonas del mundo llevó a varios países a suscribir el Protocolo de Montreal. En 1987, 43 países se comprometieron a reducir la producción de clorofluorocarbonos por un período de 10 años, a partir de 1989. Los CFC fueron reemplazados en gran medida por HCFC, otras sustancias no nocivas para la ozonosfera. Las medidas previstas en este pacto redujeron las emisiones, pero su efecto sigue sin ser significativo estadísticamente. La recuperación total de la ozonosfera podría producirse alrededor del año 2050 y una recuperación significativa no podría suceder antes del 2024, según estimaciones científicas. Aun así, parece ser que nuevos datos hablan de un escenario ligeramente más optimista.

Expectativas a futuro y últimos datos

Las medidas previstas el Protocolo de Montreal sirvieron como ejemplo de un trabajo conjunto en pro de un objetivo común para toda la humanidad. Sin embargo, es injusto reducir su impacto solo a la esfera político-social cuando se han visto otros resultados más concretos. El Protocolo obedecía a un diagnóstico temprano y las últimas mediciones han confirmado su eficacia.

El agujero de la capa de ozono alcanzó su máximo en el año 2000. 25.000.000 de metros cuadrados, nada más y nada menos. Se ha ido reduciendo desde entonces gracias a la reducción de emisiones lograda por el Protocolo y la presión continua de la comunidad científica y académica, y de las organizaciones ambientalistas. Junto a la conservación del agua, el tema de la capa de ozono ha sido una de las banderas de estas organizaciones a lo largo de su historia. Hoy en día, se puede decir que el problema ha pasado a un plano secundario. Esto porque han surgido nuevos problemas como el calentamiento global que han captado la atención del mundo entero y que demuestran que los esfuerzos son siempre útiles, pero nunca suficientes.

Cuando se trata de la vida y de su preservación, no debería haber lugar para discusión posible. Los esfuerzos conjuntos dan resultados cuando existe la voluntad y el caso del agujero en la capa de ozono es la muestra fehaciente de ello.

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