Los automóviles eléctricos representan el futuro del transporte. Las nuevas regulaciones europeas y de los gobiernos locales, especialmente en las ciudades europeas, están promoviendo una transición acelerada a una movilidad más amigable con el medio ambiente. Es cierto que no todo son ventajas y que, siendo un sector en crecimiento, todavía hay mucho espacio para mejorar.

En 2018, la venta de automóviles eléctricos superó los 4 millones de unidades vendidas en todo el mundo. Puede que la cifra no sea sorprendente si se considera que las ventas han iniciado hace alrededor de siete años. Sin embargo, basta echar un vistazo a la evolución anual para ver que el boom de esta nueva tecnología es real.

Sin duda será interesante la entrada de esta tecnología en el sector de las furgonetas y camiones eléctricos, pero para que esta tecnología se masifique probablemente hará falta que mejore en tres aspectos: sus costos, la economía de escala y la venta en masa. Hasta ahora, ni gobiernos ni empresas se han centrado en la distribución de estos automóviles lo suficiente para que se conviertan en un verdadero producto de consumo. Otro de los elementos que juega contra la difusión del automóvil eléctrico es la desinformación, así que ahora te presentamos las razones para adquirir uno y sustituir tu viejo automóvil.

Son más las ventajas

La principal ventaja del automóvil eléctrico viene precisamente del respeto al medio ambiente que implica su funcionamiento. No necesitan combustibles, convierten la electricidad en energía sin emitir gases nocivos. Sus motores son menos ruidosos, igual de potentes a los de combustión interna, pero son más baratos, más compactos y confiables. En líneas generales, requieren menos mantenimiento al carecer de sistemas de refrigeración, aceite, etc.

Desde el punto de vista de la eficiencia, los motores eléctricos superan ampliamente a sus pares de combustión interna. La energía eléctrica consumida se aprovecha en un 90%, mientras que los otros son eficientes apenas en un 30%. Esto implica un importante ahorro incluso desde el punto de vista económico.

Por otro lado, el automóvil eléctrico también es más simple mecánicamente hablando. No necesita cambios, pues el motor solo necesita poder ir hacia adelante y hacia atrás, en un intervalo de velocidades que va del reposo a su velocidad máxima. Esto implica más versatilidad en la distribución del espacio, pues en lugar de tener un parte frontal prominente, el motor puede estar descentralizado y ubicado en las ruedas, por ejemplo.

Aunque también hay desventajas…

Cuando mencionábamos que hay mucho espacio para mejorar es porque hay aspectos en los que los automóviles eléctricos están en desventaja frente a sus pares de combustión interna. Las baterías son muy costosas, tanto que las empresas han optado por un sistema de alquiler de las mismas, en lugar de sumar su costo al del automóvil. Y, además de costosas, brindan poca autonomía: una recarga completa puede durar una cantidad limitada de kilómetros, y el tiempo de recarga es alto. No existen suficientes puntos de recarga ni en las ciudades, ni en las autopistas, pero esperamos que, con el incremento en las ventas, los mismos gobiernos empiecen a considerar estas variables.

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