Si se piensa en las mujeres que han hecho historia, es imposible no hablar de Marie Curie. Una científica francesa que, junto a su marido, realizó los descubrimientos más importantes en el ámbito de la radiactividad. Esto la hizo merecedora de dos Premios Nobel, en Física y Química respectivamente, y una de las figuras más prominentes del género femenino en la ciencia. Veamos un poco más de los detalles de su vida.

Algo de historia…

Marie Curie nació en Polonia, en 1867, un país dominado en ese entonces por el Imperio Ruso. Su familia, afín al patriotismo polaco, tuvo muchas dificultades en su infancia y juventud, pero de un modo u otro, ella y sus hermanos lograron educarse. Superados los niveles de educación inicial y media, Marie tuvo que seguir educándose en la clandestinidad. Trabajó como profesora particular e institutriz hasta reunir el dinero necesario para mudarse a París. En esta ciudad, prosiguió con sus estudios universitarios, obteniendo dos licenciaturas. Se graduó de una licenciatura en Física en 1893 y, un año después, en Matemáticas.

Ese mismo año conoció a Pierre Curie, quien se convertiría en su marido y compañero de investigación. Volvió por un tiempo a su país natal, pero terminó regresando a París para obtener su doctorado. Su tesis doctoral, Investigaciones sobre las sustancias radiactivas, le dio el grado de Doctora cum laude y el Premio Nobel de Física en 1903.

En 1906, se convirtió en la primera profesora de la Universidad de París, que tenía más de 600 años de historia. Solo un argumento más que reforzó su posición como mujer eminente en la historia. En 1910, obtuvo el Premio Nobel de Química, por el descubrimiento del Polonio y del Radio.

Legado

Desde el punto de vista científico, los hallazgos de Curie fueron útiles para la revisión de conceptos físicos y químicos. Sin embargo, todo esto no resta mérito a su legado desde el punto de vista humano. Marie Curie es ejemplo de lucha, pues al ser mujer tuvo que enfrentar muchos obstáculos para hacerse una carrera. No se comprometió públicamente con los grupos feministas de su país, pero fue siempre reconocida por estos. Fue conocida por su honestidad y su moderación. Decidió no patentar el proceso de aislamiento del radio para promover la investigación en el sector. Y, por si fuese poco, siempre consideró que sus hallazgos debían ser útiles para la humanidad. Tan es así que, durante la Primera Guerra Mundial, se hizo famoso un episodio en el que llevó un aparato de rayos X para colaborar con los hospitales. Su relación con Pierre Curie es considerada por muchos la muestra de que hombres y mujeres pueden trabajar juntos y como pares por el bienestar de la humanidad. Esto ha hecho que numerosos homenajes hayan sido realizados en su nombre: desde el nombre de un cráter lunar y diversas localidades del mundo, hasta una unidad de medida de la radiactividad y un elemento de la tabla periódica.

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