Las primeras impresiones tienen un gran impacto en las relaciones sociales. Esto hace que la primera cita sea uno de los pilares fundamentales de muchas relaciones: es la primera ocasión en la que eventuales flirteos, indirectas e intercambios de mensajes, finalmente llevan a un momento concreto que puede marcar el inicio o el fin de una historia. Sin importar si se es hombre o mujer, en un mundo dominado por las interacciones mediadas por la tecnología, una primera cita puede ser una situación estresante. Es por eso que os dejamos algunos consejos para tener la primera cita perfecta.
Preparación
Hay que prepararse y establecer qué es lo que se espera de la cita. ¿Se busca la posibilidad de una relación seria o se quiere tener un momento de diversión sin compromisos? Pero eso no es todo. Hay que vestirse de acuerdo a la ocasión y cuidarse de los excesos, pues aparentar una cosa que no se es, puede causar la impresión equivocada.
El lugar adecuado
En una primera cita, el interés debe centrarse en conocer a la persona que se tiene en frente. Para ello, es muy positivo escoger un lugar en el que ambos se puedan sentir tranquilos y actuar con naturalidad. Ir a un café o a cenar pueden ser buenas opciones, o si ambos tienen una afición en común, esto también puede ser una buena idea.
Conversaciones para romper el hielo
Para empezar a crear un buen ambiente, es importante partir con una buena disposición. Sonreír e interesarse por la otra persona son excelentes gestos para empezar cualquier conversación. Se deberían evitar temas especialmente álgidos como la religión o la política, para evitar desencuentros o comentarios desafortunados desde el primer momento.
No hay que acaparar toda la atención
De nada servirá tener múltiples virtudes, si uno no es capaz de tomarse el tiempo para apreciar las de los demás. Nadie quiere estar en una cita simplemente escuchando a la otra persona enumerar todas sus virtudes, como si fuesen motivos para justificar la cita en sí misma. Hay que dar espacio para que ambas personas se expresen, sin querer acaparar el momento.
Sin miedo a los silencios
Es normal que haya silencios en la primera cita. Ambas personas están acercándose por primera vez y no necesariamente tienen por qué saber qué intereses tienen en común. Lo importante de los silencios es aprender a gestionarlos: sonrisas, estudiar el lenguaje corporal del otro y retomar la conversación haciendo alusión a temas comunes, aunque sean banales, pueden ser formas útiles de lidiar con los silencios.
Evitar la impaciencia
Puede ser que la cita haya salido súper bien, o que la persona sea tan atractiva que el único pensamiento que se tiene en mente es terminar la noche con un ‘final feliz’. Sin embargo, a menos que haya claras muestras de interés del otro lado, hay que evitar ser insistentes y hacer demasiadas alusiones a las expectativas que se tienen para lo que seguirá. Es mejor dejar que las cosas fluyan naturalmente.