Alejarse un poco de las comodidades y dar un paso fuera de nuestra zona de confort es algo que a la mayoría de los seres humanos nos cuesta bastante. Estamos condicionados para protegernos y conseguir estabilidad, por lo que todo aquello que represente cambios muy drásticos puede ser causa de temores e, incluso, estrés.
Esto es realmente normal, pero no indica que esté del todo bien. A veces, cuando permanecemos en la misma rutina durante un largo período de tiempo, la monotonía elimina la espontaneidad, nos aburre y desencadena una serie de sensaciones negativas que pueden causar estrés y diversas situaciones realmente incómodas.
Resulta fundamental que tomemos algunos riesgos de vez en cuando para ejercitar nuestra capacidad de adaptación. En la mayoría de las ocasiones, los resultados de tal riesgo serán inciertos; es como girar en la ruleta, solo esperamos que la rueda se detenga con un resultado favorable a nuestros intereses y, con un poco de suerte, obtenemos lo que deseamos.
¿Cuál es la importancia de tomar decisiones y riesgos en la vida?
La mayoría de las personas apuesta por lo seguro; el ser humano puede llegar a ser cobarde, prejuicioso ante cualquier circunstancia que pueda alterar su estabilidad. Pero, si hay algo de lo que podemos tener certeza, es que la vida es una constante espiral de cambios, nos guste o no, esa es la realidad y debemos aprender a enfrentarnos a ella con las herramientas correctas.
En general, tomar decisiones y asumir ciertos riesgos en la vida hará de nosotros personas resilientes, capaces de adaptarnos mejor a cualquier circunstancia y creativas para solucionar los inconvenientes que puedan surgir en el proceso. Todos tenemos esa fuerza interior, pero muchos prefieren simplemente ignorar su propio potencial y apegarse al Status Quo.
Resulta importante que las personas aprendan a tomar riesgos y evaluar decisiones con rapidez. En ocasiones, un pequeño salto al vacío puede resultar en mayores satisfacciones que permanecer anclados en una serie de circunstancias limitantes. Sin embargo, el miedo a vivir situaciones negativas, injustas y agrias suele prevalecer y coartar la toma de riesgos.
¡Aprende a asumir pequeños riesgos!
No se trata de lanzarte de un vehículo en movimiento o hacer cosas que pongan en peligro tu integridad física, sino de valorar y reconocer tus propios talentos, de forma que los miedos no se conviertan en un limitante para avanzar hacia aquello que realmente deseas y que puede ser beneficioso para tu vida personal y profesional.
La mejor forma de hacer esto es comenzar por evaluar tu forma de actuar, reconocer cuáles son tus miedos, tus costumbres y pensamientos limitantes, todo aquello que te hace retroceder y que te aleja del sentimiento de paz interior. Cuando tengas una lista de todo aquello que te roba la paz y la felicidad interior, entonces podrás encontrar con mayor facilidad aquellas cosas que te produzcan sentimientos y emociones contrarias.
Este será el primer paso para comenzar a asumir mayores riesgos, tomar mejores decisiones y dar esos pequeños “saltos al vacío” que tanta falta hacen para el desarrollo personal de un individuo.